Era una mañana de sábado, todo hacía parecer que sería un día normal. Los dos en la camioneta, padre e hijo recorrían el rancho, en la parte trasera, en la caja, como muchas veces, Hunter vigilando; siempre leal compañero.
Al tener el portón de una cerca, el joven se baja a abrir la puerta, mientras el padre pierde su mirada revisando apuntes en una libreta. Pero Hunter, vigilante, permanece observado a su amo. Desde la caja de la camioneta, mira con atención cada movimiento de aquél a quien le guarda profundo amor y respeto.
Cuando el joven regresa a la camioneta, no advierte que de la nada, surge un toro embravecido que corriendo, se dirige a atacarlo por la espalda. Ni el joven, ni su padre se dan cuenta del peligro del momento. Pero el fiel Hunter sí, quién no dudó ni por un segundo en proteger la vida de su amo.
De un solo movimiento, se lanza desde la caja de la camioneta con una fuerza increíble que lo hizo pasar "volando" por encima del joven, cayendo en el lomo del toro y arremetiendo a mordidas en contra de él.
El toro se sacudió con fuerzas hasta tirarlo, lo lanzó al suelo a varios metros de distancia, pero a Hunter no le importaba, se levantó para volver a morder al toro ahora en las patas. Este a su vez, lo lanzó a patadas sin que esto impidiera que una vez más, Hunter se pusiera de pie y volviera a morderlo para hacerlo que se alejara de su amo. Esto lo hizo una y otra vez hasta que logró que el toro se alejara.
Tirado, exhausto, el joven y su padre corrieron hacia él asustados esperando verlo convertido en un saco de huesos rotos, herido o lastimado. Afortunadamente, no fue asi, estaba intacto, con su orgullo más enaltecido que nunca de haber hecho lo que sólo los perros saben hacer; defender a sus amos a costa de su propia vida.
Comments